«El mundo pudo haber sido para Shakespeare como un escenario. Pero, para mí, es solo como una gran cocina donde los hombres van y vienen, y no pueden quedarse el tiempo suficiente para comprenderse, y donde las amistades, amores y desamores se lvidan tan pronto como se satisfacen»

ARNOLD WESKER

La cocina de Arnold Wesker era una metáfora de la Europa de los años cincuenta. Nuestra cocina de José Luis Alonso de Santos fue una versión libre y actualizada de aquel texto, reescrito ahora para describir la España de los noventa.

Los cocineros y las camareras del imaginario restaurante «Tívoli», a lo largo de una de sus agotadoras jornadas de trabajo, nuestran al público con humor –aunque maldita sea a veces la gracia– personajes, situaciones y diálogos, muchas veces en apariencia triviales, pero intencionadamente críticos con esta sociedad nuestra tan materializada y tan pragmática.